Artrosis de rodilla
La articulación de la rodilla conecta el hueso del muslo (fémur) con el más grande de la parte inferior de la pierna (tibia). Los extremos de los huesos están cubiertos por una capa de cartílago blanda que permite a la articulación doblarse y estirarse fácilmente. En la artrosis, el cartílago se vuelve delgado e irregular. Cuando existe artrosis, el crecimiento del hueso en los bordes de la articulación de la rodilla (osteofitos) cambia el aspecto de la rodilla, agrandando el perfil de la articulación.
Los síntomas de la artrosis pueden ser distintos y variar en intensidad. El dolor y la rigidez caracterizan la aparición de la artrosis de rodilla, y a medida que va progresando, los síntomas se agravan, especialmente con actividades prolongadas como estar de pie, subir escaleras o llevar cargas pesadas. Según va avanzando la artrosis, doblar y extender la rodilla puede verse limitado.
Imagen 1: Artrosis de rodilla